Desde lo hondo a Ti grito, Señor, Señor, escucha mi voz, estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Mi alma espera en el Señor, mi alma espera en su palabra, mi alma aguarda al Señor porque en Él está la salvación. Si llevas cuanta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? pero de ti procede el perdón y así infundes respeto. Mi alma… Porque del Señor viene la misericordia y la redención copiosa y él redimirá a Israel de todos sus delitos.